Los retratos de los Papas en la Capilla Sixtina son una de las obras más significativas del ciclo pictórico del siglo XV, realizados entre 1481 y 1482 por maestros del Renacimiento como Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli y Domenico Ghirlandaio. Dispuestos en las nichos del tercer orden a lo largo de las paredes norte y sur y en la contrafachada, los veintiocho retratos representan a los papas de la Iglesia Católica, desde San Clemente (76-88 d.C.) hasta San Marcelo I (308-309 d.C.). Cada papa es representado en una postura solemne, con atributos simbólicos que identifican su papel y contribución a la Iglesia. Los nichos pintados no son solo elementos decorativos, sino que constituyen un punto de conexión entre la arquitectura de la capilla y el programa iconográfico general, interactuando con las monoforas inferiores y con las lunetas pintadas por Miguel Ángel. La secuencia de retratos celebra la continuidad del papado y su vínculo con la tradición apostólica, reforzando la idea de una Iglesia universal y eterna guiada por los sucesores de Pedro.