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Domus Aurea

Domus Aurea

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La Domus Aurea situada entre la colina del Esquilino, Celio y el Palatino, comprendía un conjunto de edificios, fuentes y jardines con al centro un lago artificial y debe su nombre a la imponente cúpula dorada. El arqueólogo Andrea Carandini definió este lujoso complejo de construcción "una Versalles en el corazón de Roma".

Construida en: 64-68 d.C.
Arquitectos: Severus e Celer
Comisionada por: Nerone
Donde se encuentra: Viale della Domus Aurea

Domus Aurea, Roma: historia y descripción de la residencia imperial de Nerón y la famosa sala octagonal

Historia de la Domus Aurea

La Domus Aurea, de la que hoy podemos visitar la superlativa sala octagonal bajo los jardines de la Colina del Oppio, fue construida a raíz del incendio que devastó Roma en el año 64 d.C. durante este incendio fue destruida también la primera residencia imperial de Nerón, La Domus Transitoria.

Construcción de la Domus Aurea: Nerón (64 d.C.)

En el lugar de esta última Nerón encargó a los arquitectos SeverusCeler la construcción de de una nueva, amplia y lujosa villa: la Domus Aurea.

Fue construida en poco más de cuatro años, testimonio del poder del emperador y de su gloria, y fue decorada por el famoso pintor Fabullus. El inmenso complejo incluía pabellones para fiestas, termas con agua normal y sulfurosa, diferentes salones para banquetes.

En los Anales de Tácito se menciona que el mismo emperador supervisaba los trabajos y cuidaba cada detalle del proyecto. El pueblo romano odiaba la domus puesto que había sido construida despojando de sus espléndidas estatuas los templos de Roma y de Grecia, saqueando los bienes de los ciudadanos más ricos de la Urbe y de todo el imperio. «Bien! ¡Por fin puedo empezar a vivir como un ser humano! (Nerón, entrando por primera vez en su Domus áurea)» (Svetonio, Nerón, 31.2.)

Al igual que el Coliseo, la Domus fue edificada con gigantescas paredes de ladrillos de las que sólo queda el sitio de la Colina del Oppio, con alrededor de 150 habitaciones. Casi todas las estructuras estaban cubiertas por bóvedas a cañón de 10-11 metros de altura divididas alrededor de la sala de planta octagonal, epicentro de toda la implantación, de unos 400 metros de largo.

La destrucción de Vespasiano

El emperador Vespasiano, jefe de la dinastía Flavia, con la voluntad de devolver al pueblo romano los espacios urbanos usurpados por Nerón, en pocos años emprendió la obra de destrucción de la Domus. La hizo saquear gracias a la » Damnatio memoriae » en latín «condena de la memoria» emanada por el Senado romano para aniquilar la memoria de Nerón y su dorada residencia.

Dio la orden de drenar las aguas del lago, demoler los edificios aplanándolos y llenándolos de escombros para erigir el famoso «Anfiteatro Flavio» (Coliseo). Unos años después, sobre los escombros de la Domus enterrada, el emperador Tito hizo construir las Termas (80 d.C.) por el arquitecto Apollodoro de Damasco, así como el emperador Trajano hizo realizar un complejo termal (104-109 d.C.).

Fue despojada de las lujosas decoraciones y esculturas, mientras que las habitaciones se cubrieron de tierra hasta arriba, a veces para servir de base a los futuros edificios. Las lujosas salas fueron saqueadas quitando su revestimiento. Los suntuosos frescos y las decoraciones de estuco de la Domus Aurea permanecieron así enterrados durante siglos hasta el Renacimiento.

En pocas décadas la Domus fue enterrada bajo los nuevos edificios pero esta destrucción total salvó las «grotescas». Como las cenizas volcánicas de Pompeya, las toneladas de arena tuvieron la función de protegerlas de su perenne amenaza, la humedad.

El hallazgo en el siglo XV

El hallazgo ocurrió a finales del siglo XV cuando un joven romano cayó accidentalmente en una grieta en el suelo en el lado de la Colina del Oppio, se encontró en una inusual cueva mirando sorprendidos antiguos frescos en las paredes a su alrededor.

Los frescos descubiertos intrigaron muy pronto a los jóvenes artistas romanos que bajaban con grandes cestas de mimbre para poder estudiar estas pinturas a la luz de las antorchas.

Con gran sorpresa las obras resultaron ser una revelación de lo que era la verdadera cara de la pintura en la antigua ciudad y su esplendor imperial. El estilo buscado de las arquitecturas y de las escenas mitológicas de animales imaginarios en estilo de cuento de hadas, influyeron en grandes pintores como el Pinturicchio, Rafael y Miguel Ángel para los frescos de los Palacios Vaticanos, de Castillo Sant’Angelo y de Palazzo Madama.

Durante siglos, como símbolo de estima, muchos fueron los famosos que dejaron su firma en esas paredes, desde Domenico Ghirlandaio hasta Giulio Romano, desde Martin van Heemskerck hasta Filippino Lippi, desde Giacomo Casanova hasta el Marqués de Sade.

De opinión opuesta, el pintor e histórico del arte Giorgio Vasari y el arquitecto romano Vitruvio que criticaron duramente las decoraciones porque eran demasiado excéntricas y utópicas. Estas «imágenes de las grutas» (de ahí el término «grotesco«), gracias a los artistas que trabajaban en Roma en aquella época, se difundieron por todas partes por la gran demanda de los papas y de la clase nobiliaria en toda Italia.

Cuando se descubrieron las pinturas y los estucos todavía estaban vivos y brillantes, pero pronto comenzaron los problemas de su conservación, que se desvanecieron rápidamente debido a la humedad y acabaron siendo olvidados. Sólo después de los hallazgos de los frescos de Pompeya los estudiosos se volvieron a interesar por las «grotescas» y en 1772 se retomaron las excavaciones en la Domus Aurea.

Las excavaciones

Para documentar las bellezas que Nerón colocó en la Domus Aurea, en 1506, bajo la Colina del Oppio, fue encontrado el grupo escultórico del Laocoonte (Museos Vaticanos), junto a las estatuas de bronce del Gálata moribundo (Palacio Altemps), del Gálata Ludovisi (Museos Capitolinos) y la Venus Calipigia (MAN Napoli).

Desde el siglo XVIII hasta el siglo XX se liberaron de la tierra algunas habitaciones y se publicaron una serie de dibujos sacados de las decoraciones pictóricas. El Papa Clemente XIII encargó las primeras excavaciones autorizadas en la Domus Aurea haciendo resurgir de la tierra dieciséis habitaciones, con la publicación de otros sesenta grabados de los dibujos encontrados.

Unos años después, el arquitecto De Romanis recuperó de la tierra unas cincuenta habitaciones, publicando un plano y un informe. De 1939 a 1969 la Superintendencia Arqueológica de Roma exploró el piso superior e impermeabilizó las bóvedas.

La decadencia de las decoraciones y estucos, la precariedad de las estructuras amuralladas y los peligros de infiltraciones de agua llevaron al cierre del grandioso complejo que con otras fases alternas fue reabierto al público en 2017.

Descripción

La casa más grande e imponente jamás construida en la capital del Imperio englobaba las colinas del Palatino, de la Velia, del Oppio y parte del Esquilino hasta los Horti Maecenatis, que, aunque no estaban en el corpus de la Domus, constituían un anexo. Además la villa incluía la parte noroeste del Celio y el estanque que era el epicentro de la villa.

El acceso principal se hacía desde el Foro romano, cerca del Atrium Vestae; la entrada se realizaba a través de un enorme Vestibulum. Svetonio (Nerón, 31.2.) inserta en la descripción de la villa que:

«[…] todo estaba cubierto de oro, adornado de gemas y nácar. Los comedores tenían techos altos cubiertos de lastras de marfil y perforados de manera que pudieran llover desde lo alto las flores y las esencias. La sala principal era circular y giraba sobre sí misma todo el día y la noche, sin parar, como la tierra. En los baños fluían aguas marinas y sulfurosas.»

Y Séneca (Epístolas morales, 115.12.) escribe que el nuevo palacio «resplandece por el brillo del oro

Exterior

El exterior del complejo de la Domus tenía una superficie de aproximadamente 80 hectáreas e incluía estatuas, balcones, escaleras, piscinas y villas con campos, jardines y pabellones para fiestas o estancia para los huéspedes e incluso un estanque artificial. El enorme vestíbulo albergaba el célebre Coloso de Nerón, la gigantesca estatua de unos 35 metros que lo inmortalizaba como una verdadera divinidad en las vestiduras del Dios Sol.

Se extendía desde el Palatino a las laderas de la Colina del Oppio hasta la actual iglesia de San Pietro in Vincoli para llegar hasta el Esquilino con un área de 80 hectáreas, aproximadamente 2,5 kmq. con jardines y pabellones para fiestas y banquetes. En el centro de los jardines estaba el estanque en donde más tarde se levantó  el Coliseo.

En 1999, cuando se abrió la Domus Aurea, después de años de cierre por restauraciones, el arqueólogo Wallace-Hadrill declaró a un periodista «Nerón celebró las mejores fiestas de todos los tiempos». Tres siglos después de su muerte, durante los espectáculos públicos, todavía se distribuían monedas con su efigie: un «recuerdo» de una de las personalidades más discutidas de todos los tiempos.

Interior

La Domus era célebre no sólo por los extensos revestimientos todos brillantes de mármol blanco, marfil y materiales preciosos traídos de todo el imperio, sino también por los techos estucados incrustados de piedras preciosas y las pinturas y mármoles coloreados recubiertos de láminas de oro.

Tiene dos sectores: uno occidental, con un patio-jardín rectangular, rodeado por un pórtico de estilo jónico, a lo largo del cual se abren las salas privadas de la residencia. Aquí encontramos algunos de los locales más conocidos:

  • la Sala de la bóveda de los búhos
  • el Ninfeo de Ulises y Polifemo

Más cambiante el sector oriental, centrado en la sala de planta octagonal con dos grandes patios poligonales a sus lados. Completamente sin paredes, reemplazadas por una gran apertura hacia las habitaciones vecinas, esta sala se caracteriza por una abertura de la bóveda, un óculo en el centro, donde se filtraba la abundante luz del día. Algunas fuentes citan la sala como la «coenatio rotunda» (comedor redondo).

La falta de puertas, letrinas, ambientes de servicios y sistemas de calefacción sugiere que la gigantesca estructura era sólo un lugar de ocio para el emperador y sus invitados. En la obra «Vita dei Cesari» el historiador Svetonio describe así la Domus «ha sido considerada siempre una leyenda, pero es una realidad«.

Las decoraciones

Después de un abandono milenario, la riqueza pictórica de los suntuosos frescos y las decoraciones en estuco, fueron la principal fuente de inspiración de la antigua pintura romana para Rafael que la dibujó a manos llenas en los palacios de la nobleza y de los cardenales romanos y en las «Habitaciones del Vaticano«.

Analizando las paredes, se puede observar que en los ambientes principales el revestimiento de mármol de la parte inferior ha extraído. Quedan, en cambio, los frescos, que cubrían la parte alta de las superficies.

La obra pictórica fue encargada a un pintor de gran talento como Fabullus. La técnica del fresco, aplicada al yeso fresco, requiere un toque rápido y seguro: Fabullus y sus colaboradores cubrieron un porcentaje impresionante del área en pocos años.

Plinio el Viejo, en su «Naturalis historia«, cuenta cómo Fabullus visitaba sólo por unas horas al día la Domus, para trabajar sólo cuando la luz era adecuada. La rapidez de la ejecución de Fabullus daba una unidad extraordinaria a su composición, una delicadeza sorprendente a su ejecución.

Estas decoraciones, aunque han llegado a nosotros en pequeños fragmentos de pintura, se han integrado con los dibujos de los artistas renacentistas que descendían a inspirarse en estas «grutas».

Un cambio destinado a ser una gran revolución para el arte futura, fue el hecho que Nerón fuese contra la tendencia del momento de colocar la decoración de mosaicos sólo en el suelo. La innovación que el emperador aportó fue poner los mosaicos en los techos abovedados.

Sólo algunos fragmentos han escapado a la degradación, pero esta técnica original ha sido imitada a lo largo de los siglos, convirtiéndose en una técnica irrenunciable para el desarrollo del arte cristiano como los mosaicos que decoran innumerables iglesias en Roma, Rávena, Constantinopla y Sicilia.

El reciente descubrimiento: la Sala de la Esfinge

Durante las excavaciones realizadas recientemente en 2018, los arqueólogos encontraron una habitación oculta en la Domus Aurea que desde hace más de 2000 años no había sido visitada; «Es un descubrimiento excepcional y emocionante» dijeron.

Se estaban llevando a cabo obras de restauración en el sitio antiguo cuando se observó una abertura en una de las paredes; investigaciones adicionales llevaron a los restauradores a la misteriosa habitación, rica de frescos, permaneció en la oscuridad durante unos veinte siglos.

El salón fue llamado legítimamente «Salón de la Esfinge«. Las Esfinges, Centauri y el dios pagano Pan decoran las paredes rodeadas de flores, frutas, pájaros, guirnaldas, ramas de árboles, criaturas submarinas estilizadas, festones de flores y aves.

Gran parte de la nueva sala está todavía enterrada y por razones de estabilidad de todo el yacimiento arqueológico, por el momento no se espera el desmonte de los antiguos escombros. Excavar más podría minar la solidez de la estructura para siempre.

Arqueología actual del área

Hoy sólo una parte de la Domus es visible, la mayor parte de la cual permanece intacta bajo los jardines de la Colina del Oppio. Los trabajos de excavación y mantenimiento continúan ininterrumpidamente, permitiendo las visitas sólo el sábado y el domingo. Durante la semana se continúa trabajando para ponerla a salvo y para sacar a la luz otros hallazgos importantes de la inmensa residencia neroniana.

Domus Aurea: tus opiniones y comentarios

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Eduardo Dargent Chamot

Visité el Domus aurea la semana pasada. Es una estructura impresionante que no debería dejar de verse en Roma, pero como historiador recomiendo que lean y se informen de los detalles de su historia para que puedan apreciar más la visita.

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